EL ORÁCULO DEL GUERRERO
Lucas Estrella
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Este escrito recoge las enseñanzas de mis
venerables Maestros a lo largo de todos estos años de búsqueda de mi centro y
su conexión con el resto del Universo. El Camino que elegí es el de las Nobles
Artes Marciales, legado de mis antepasados espirituales. Gracias a ellas he
logrado activar los poderes del Cielo y la Tierra, aún dormidos en mi interior.
Gracias a ellas he conocido un mundo paralelo al nuestro, que en ocasiones se
roza con el cotidiano y nos llena de asombro. He aprendido que las cosas no
siempre son lo que parecen, y he encontrado las herramientas para cultivar la
sensibilidad y el amor por todos los seres sintientes del Mundo. Ha sido un
camino en constate evolución, de preguntas sin respuestas definitivas, de un
corazón inquieto y de sueños que me mueven a seguir empuñando el sable que
intenta cortar las cadenas de la ignorancia e iluminar la Senda Sagrada del
Guerrero.
A lo largo de su vida, un Guerrero pasa por
diferentes situaciones, etapas y pruebas. Cada sección del libro representa una
de ellas y la forma en que, según mi sencillo entendimiento, un Guerrero
debería actuar. Si quieres utilizarlo como un medio para sacar a la luz las
respuestas que viven en tu interior, empápate de una pregunta, saca de una
bolsita un número del 1 al 36 y lee el capítulo que corresponda al número que
algo en ti eligió.
Que las palabras aclaren el Camino. Que la
mente se abra. Que el Sol brille. De corazón a corazón.
Contenido
Sin leer abajo, fija una pregunta en tu
mente, elige un número al azar entre el 1 y el 36. Y seguramente verás la
respuesta que necesitas en este momento.
1. EL GUERRERO NACE
La nieve se ha
derretido El bosque respira nuevamente.
El Sol se refleja en
el estanque... Una vez más.
2. El Guerrero despierta
En el horizonte, el
límite entre el Cielo y la Tierra se desdibuja. En el horizonte, es imposible
discernir.
Antes
de mirar la puesta de Sol, me siento en una firme roca.
Has
estado viviendo en lo irreal. Tu existencia se ha desarrollado sobre lo
inexistente. Careces de base. Estás en el aire. Todo este tiempo has vivido
pensado que las cosas eran de una manera. Has actuado en concordancia a ello y
está bien. Pero en el Camino del conocimiento, el Guerrero debe penetrar más y
más profundamente en sí mismo y su vida. En el Camino del conocimiento, el
Guerrero debe morir para luego renacer fulgurante.
En
este tiempo de despertar. Bruscamente has tomado conciencia de lo frágiles que
eran tus creencias. Lo que antes eran tus pilares son ahora solo vestigios. El
altísimo te ha jugado la vieja broma de sacarte la silla cuando ibas a sentarte
como todos los días. Te has golpeado, has sentido dolor y esto también está
bien. Si hubieses caído sobre algo mullido, no le hubieras dado mayor
importancia. Pero la verdad es que aterrizaste a otra realidad. Estás
desconcertado. Tú conciencia obnubilada. No entiendes nada de lo que pasó.
Sientes que has perdido el tiempo hasta ahora y hasta sentirás vergüenza por lo
que antes hiciste. Retrospectivamente, te verás cómo alguien dedicado a cosas
fútiles.
El dolor ciega.
Aunque no lo entiendas ahora, lo que te ha ocurrido es algo maravilloso. Ya no
eres el mismo de hace unos momentos atrás y, si eres lo suficientemente sabio,
nunca volverás a serlo. Otras cosas importarán ahora, otras montañas abras de
subir. Otros Demonios enfrentarás, otros hermanos caminarán contigo. Vive tu
nueva vida, mira con tus nuevos ojos. Sin embargo, prepárate a renacer.
Nuevamente. Sólo así podrás llegar al final del camino.
3. El Guerrero emprende el viaje
Has estado demasiado
tiempo en este lugar. El aire está enrarecido. Estás estancado, no fluyes. Tu
entorno ya no te aporta nada nuevo. Debes, pues, marcharte en busca de nuevos
amaneceres. Deja lo superfluo, lleva contigo sólo lo esencial. Tu corazón, tu
espíritu y tu cuerpo son suficientes.
Ordena
las cosas antes de irte. Cierra los círculos. No dejes cabos sueltos. Que tu
partida sea natural, como el migrar de las grullas en invierno. No escapes.
Simplemente abandona este lugar, esta situación. Vete. De seguro encontrarás
nuevos compañeros de viaje.
Tal vez algún día
regreses.
4. El Guerrero muestra el interior
La hoja del sable es
cortante y fría. La empuñadura es redonda y tibia. Sólo así puedo combatir.
¿Por
qué llevas armaduras? ¿Por qué tanto temor? Nada serio puede pasarte ahora.
Abre tu corazón al Sol y a la vida para que el mundo se refleje en ti. Si estás
amargado, ábrete. La luz llegará suave. Si estás feliz, ábrete. La luz brotará
suave.
Muestra el interior.
Desecha lo superficial y libérate. Vive con la verdad. Si alguien merece
gélidas, que la reciba. Si alguien merece calor, eso debe recibir. Acariciar
cuando hay que acariciar. Golpear cuando hay que golpear. Que nadie tenga dudas
acerca de lo que tú eres, piensas o sientes. Aunque duela, vive con la Verdad.
Ese es el camino del Guerrero. Ese es el único camino.
5. El Guerrero busca al hermano
El camino te llevará
toda la vida. ¿Por qué hacerlo sólo? Es bueno recorrerlo acompañado. Busca
entonces al hermano del Camino. Con él podrás recorrer la senda de igual a
igual. Cuando él esté cansado, tú deberás seguir remando. Cuando tú duermes, él
vigilará. Cuando uno tropiece, el otro estará allí para ayudarle. Cuando uno
esté enfermo, el otro acudirá en su ayuda.
Poco
a poco los lazos se fortalecerán, y vuestros corazones se alegrarán al
abrazarse de Guerrero a Guerrero luego de cada batalla. Compartirán lo sagrado
y lo profano por igual. Compañeros de plegarias y de borracheras seréis. Cada
uno con su vida, sus amores y penurias, sumergido de lleno en la vida. Pero en
medio de la vorágine, recordarás a tu amigo y el corazón se sentirá reconfortado.
Año tras año recorrerán juntos la Senda Sagrada del Guerrero. Espalda con
espalda, cien combates serán cien victorias.
Y un día lejano, al
final de vuestras vidas, os sentareis uno al lado del otro, a contemplar el sol
ponerse en el silencioso desierto.
6. El Guerrero reúne los ejércitos
Una gran tarea te
aguarda. No serás capaz de realizarla a menos que reconcentres tus energías y
te dispongas seriamente al combate. Unifica tu corazón, tu espíritu y tu
cuerpo. Alinéalos. Céntrate. Inspira. Enfoca todo tu ser a la prueba que se
avecina. No andes por ahí despilfarrando fuerzas. No Se las entregues al lado
oscuro. No por ahora, al menos. Si lo haces, el Demonio te aplastará como a un
sapo. Tu vida depende de lo que vas a hacer. Deja de sonreír pues no es un
juego. Puedes morir en el intento.
Reorganiza,
acumula, enfoca y lánzate al vacío.
Sólo así podrás
mantenerte entero.
7. El Guerrero corta las cadenas
Durante largo tiempo
has sido esclavo de tu debilidad. Hay una tarea delante de ti. Sabes que debes
hacerlo, pero lo has estado postergando. Ya sea porque será doloroso, o porque
te sientes incapaz de hacerlo. Pero no puedes dejar de oír tu voz interior. En
algún momento deberás tomar las riendas del carruaje. Así es que asume tu
condición de Guerrero y cumple con tu deber ahora. Es un acto ciego, sin
arrepentimiento posible una vez iniciado. No prestes atención ni a tu
comodidad, ni a tu pereza ni a tu indulgencia. Menos aún a los ignorantes de
piel mustia y mirada opaca. Blande el hacha y corta las cadenas. Sólo entonces
serás liberado.
8. El Guerrero parte en busca del Demonio
Ya no es posible
seguir viviendo así. El Demonio te ha acosado demasiado tiempo. Le has dado
demasiada ventaja. Estás jugando su juego, te tiene a su merced. Si quieres ser
libre, debes invertir los papeles. Reúne tus ejércitos antes de emprender el
viaje. Búscalo dentro de ti, atrévete a mirar en tu interior. En la jornada
encontrarás alimañas y carne putrefacta. Pero encontrarás Princesas y Maestros
también. Ellos te ayudarán en el Combate. Ello no significa que lucharán por
ti, pero tal vez puedan secar el sudor de tu frente, la sangre de tus heridas.
Persigue al Demonio, acósalo, enfréntalo. Desciende hasta el fondo del infierno
a buscarlo. Verás que se esconde y rehúye tu presencia. Cuando eso ocurra no
pienses, sin embargo, que has triunfado. Que en ese momento la cobardía no se
apodere de ti y te haga cejar en la búsqueda. Si no lo ves cuando lo buscas,
escarba en los rincones no explorados aún. Persíguelo día y noche. Aprende a reconocer
sus huellas, sus olores, sus marcas. Y cuando lo encuentres, pártelo en dos de
un sólo sablazo. Sin ira, pero con la fuerza del trueno. Obsérvalo
cuidadosamente. Cerciórate de que está muerto. Luego regresa a la superficie.
Serás
victorioso, consérvate humilde. Siéntate, respira.
Y luego sigue tu
camino.
9. El Guerrero se agazapa
Debes medir con
cuidado los próximos pasos a dar. El camino te conduce hacia un sitio
peligroso. A fin de salir inmune, debes poder observar sin ser visto.
Agazápate, fúndete con el suelo, y mantén los ojos bien abiertos. Fleta tus
patas traseras, reúne los ejércitos contrae tu cuerpo y luego libéralo de un
brinco. Salta sobre él. Sin notarlo, estará perdido.
10. El Guerrero vigila
Un verdadero Guerrero
está siempre vigilante, siempre alerta, al acecho. Debes mantener tus ojos bien
abiertos para poder mirar a tu interior. Vigila que tu corazón esté siempre
limpio, libre y liviano. Observa el rumbo que está tomando tu vida en este
momento. ¿Vas a dónde quieres? ¿O simplemente eres arrastrado? ¿Cuánto de ti
has entregado? ¿Cuánto has transado? ¿En qué cosas importantes has claudicado?
¿Qué sentido tiene lo que estás viviendo ahora? ¿De qué manera se relacionan
con el pasado? ¿Cuáles serán las consecuencias en el futuro? ¿Sigues manteniendo
la dignidad de todo Guerrero? ¿Es tu corazón aún tierno y bondadoso? ¿Es tu
espíritu tan gélido como para saltar al vacío?
Un parpadeo basta. Y
estarás a miles de millas de tu hogar. ¿Eres feliz?
11. El Guerrero enseña su lanza
Párate dignamente
sobre la Tierra. De perfil. Tu mano sostiene la lanza. Su punta se dirige hacia
el Cielo. Demuestra que estás dispuesto a batirte hasta la muerte. Marca un
territorio, hazte Señor de él. Emana poder silente. Toda la furia está
despierta pero agazapada, lista para saltar. Que tu adversario vea que el
Universo entero está plantado ante él. Gruñe si es necesario. Aúlla como el
lobo de las montañas. Erízale la piel a tu enemigo. Intimídalo con la mirada
fulgurante. El combate será evitado. La vida será preservada. Retírate
humildemente aunque hayas triunfado.
Esa es la vía del
Guerrero.
12. El Guerrero impide el paso
Ya es suficiente. Has
esperado por un tiempo prolongado. Te has abstenido de actuar esperando que las
cosas retomaran su curso natural. Pero no lo han hecho. Así es que debes
actuar. Esa persona ha avanzado más allá de lo debido. Ha pasado por encima de
todos, ha pisoteado todas las dignidades que se le han atravesado por delante.
Muchas lágrimas y frustraciones ha dejado tras de sí y no siente
arrepentimiento alguno.
13. El Guerrero se lanza al vacío
Salta al precipicio.
Arriésgalo todo y lánzate. Aunque todo en el exterior parezca indicar que
morirás, inténtalo. La mano del Altísimo te recogerá en el último momento.
Pasarás hambre y frío. Sentirás el horror apoderarse de tu piel durante la
caída. Pero no dudes. Si lo haces, morirás. Confía en que nada te pasará.
Y aterrizarás
suavemente.
14. El Guerrero combate
Los primeros rayos
del sol llegan a la playa. Los ejércitos se han ordenado y todo está listo. La
batalla se desencadenará de un momento a otro. No existe alternativa. Debes
combatir.
Al
hacerlo, pon todo tu espíritu corazón y cuerpo en ello. Lucha centrado,
unificado, alineado Lucha incansablemente, día y noche si es preciso. Mantente
vigilante a las cuatro direcciones. Confía en el animal que vive en ti. La
batalla tendrá sus valles y sus cimas, sensibilízate y adáptate a ello.
Una
vez avanzar y otra retroceder. Una vez atacar y otra defender. Disgrega a tu
adversario, atácalo mientras inspire. Avasállalo, no le des tiempo de reordenar
sus ejércitos. Cambia permanentemente tus estrategias. Ataca a lo alto y luego
a lo bajo y después al medio. Varía el ritmo de tus ataques. Una vez rápido y
otra vez lento. Una vez lento y otra vez inmóvil.
Sé
un continuo cambio de un animal a otro, de un elemento a otro. Agua contra
roca. Fuego contra metal. Madera contra tierra. De esa manera, jamás podrás ser
encasillado en patrón alguno y por lo tanto, serás imbatible. Sigue a tu
espontaneidad y mantente en estado gaseoso. Que tu adversario no sea capaz de
tocarte, pero que sienta el poder de tus golpes. Usa tus manos, tus pies. Tus
codos y tus rodillas. Esquiva, luego contraataca. Adelántate a sus movimientos
y neutralízalos antes de que comiencen a gestarse. Déjalo pasar y luego cae
sobre él. Inutiliza sus armas. Acorta la distancia, ataca y luego sal de su
radio de acción.
Lucha
con todos los bríos de tu juventud.
Pero
más importante que todo lo anterior es combatir sin ira. Si el salvajismo y la
crueldad se apoderan de ti, no importa lo que hagas, estarás perdido. Te
convertirás en aquello que combates, y el lado oscuro tendrá un nuevo adepto
entre sus filas.
Así es que empuña tu
sable y entra en batalla. Luego de vencer, retírate en silencio. Nada hay por
lo que alegrarse. Nada hay que festejar. La muerte siempre trae lágrimas
aparejadas. Lágrimas por el que algún día fue tu hermano y debió morir a manos
tuyas porque el destino así lo quiso. No porque tú lo quisiste. Nunca olvides
eso.
15. El Guerrero sufre
La Vida te ha puesto
en un callejón sin salida alguna. No tienes adónde escapar. Sólo te queda
entonces sufrir. No pretendas rehuirlo. Al contrario. Busca tu dolor. Siéntelo.
Mastícalo, disuélvelo en tu saliva y trágalo, asimílalo, hazlo parte de ti.
Siente las paredes de tu corazón desprenderse. Siente los músculos desgarrarse
de tus huesos. Vive la desintegración de tu ser por el dolor. Siéntete un
desecho. Un par de sandalias viejas arrojadas a la vera del camino por un
caminante cansado. Una botella de alcohol arrojada a la basura por un borracho
sin destino. Algo insignificante, como lo que realmente somos. Llora, blasfema
a tu Dios y quema sus imágenes si es necesario. Escucha el silencio de tu
soledad. Estás sólo en el mundo. Nadie podrá hacer nada por ti. Estás perdido y
desvalido. Deshecho. Una vez más, desintegrado en la adversidad. Llega al fondo
de tu tormento. Muere en cada célula de tu cuerpo.
Pero
durante tu calvario, sólo una cosa: una fina hebra roja que recorra tu columna
de principio a fin. Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede
encerrada en ese espacio.
Y cuando hayas tocado
fondo, tu cuerpo liviano subirá a la superficie y podrás tomar aire nuevamente.
Verás que los engendros crispados que viste en el camino al abismo ya no
existen en tu regreso a la luz. No desesperes. Tardarás algo de tiempo en
volver. Lo importante es que llegarás. Pase lo que pase, encierra en tu columna
la fe en ello. Llegarás.
16. El Guerrero vence
Está dicho. Si
combates en armonía con el Universo, no puedes sino vencer. Si combates porque
es la única manera de recuperar el equilibrio perdido, no puedes sino vencer.
Si combates porque has agotado todas las otras alternativas, no puedes sino
vencer.
¿Pero qué significa
vencer? Ganar la batalla con sólo hacer sentir a tu adversario el poder del que
eres continente, el poderío del Universo. Hacer comprender a tu oponente que no
tiene caso el derramar sangre sobre esta bella Tierra. Es hacer de tu enemigo
un amigo. Es contribuir a la paz en el mundo. Es cumplir con la voluntad del
Altísimo. Es vivir.
17. El Guerrero se retira
Todo está indicando
que debes retirarte. Si continúas donde estás, lágrimas serán vertidas
inútilmente. No estés. Retrocede, desaparece dignamente. No huyas. Retírate en
silencio, sin que nadie lo note. Deslízate suavemente. No es éste tu lugar. No
perseveres obcecadamente en tu objetivo. Si todo se ha mostrado adverso y, lo
que es peor, dudas, es que no es éste el momento ni el sitio oportuno. Vete sin
dejar rastro alguno, y no habrá heridas que cicatrizar.
18. El Guerrero esconde el interior
Tu ser está muy débil
y el combate se pone más y más difícil. Cierra pues las puertas, guarda tu
interior. La vida es preciosa y no merece ser perdida a manos de demonios
indignos de tomarla. Retírate, reúne los ejércitos y sólo entonces parte en
busca de las sombras.
No
antes.
Nunca antes.
19. El Guerrero se dedica por completo
Sólo hay una forma de
hacerlo: dedicándote por completo. Haz un corte transversal en tu vida y
examínala. Hay dos tipos de cosas: las útiles y las inútiles. Abandona todo lo
superfluo y quédate con lo importante. Examina lo importante. Elige ahora lo
realmente importante. Será evidente que debes dedicarte a una tarea en
particular. Para ello, reúne tus ejércitos, respira hondo y salta. Concéntrate
en tu objetivo y nunca lo pierdas de vista. Sumérgete en lo que tienes que
hacer y dedícate con disciplina guerrera a ello. Trabaja día y noche, con tesón
y voluntad inquebrantable. Descansa lo necesario, reposa unos instantes y sigue
adelante. No descuides, sin embargo, tu vida. Debes dormir bien y comer
sanamente para seguir adelante.
20. El Guerrero ama
Es tiempo de amar.
Comparte la alegría de la Vida con los que te rodean. Acaricia el lomo arqueado
de tu gato. Abraza a tus amigos, a tu hermano. Besa a tus padres, que te
regalaron con la vida. Haz el amor a tu mujer. Siente tu corazón desnudo,
embriagado por el gozo de la libertad que da el Amor. Siéntelo palpitante,
sensible a la vida. Libera los nudos.
Que tu corazón
escuche el susurro del Universo girando lentamente. Abre tus canales de
percepción y conéctate con el Altísimo. Junta tus palmas e inclínate.
21. El Guerrero pierde la Senda
En la espesura del
bosque, mi mano se extiende temblorosa. Una rana me observa.
¿Dónde
estás? Ni tú mismo lo sabes. Venías bastante bien. Pero algo ocurrió en el
camino y ahora estás extraviado. O te faltó fuerza o te faltó sabiduría. Y
ahora estás extraviado. ¿Volverás? Antes de retornar al origen debes
preguntarte por qué es necesario hacerlo. Tal vez es allí donde querías llegar
y no te habías percatado de ello. O tal vez te convenga más seguir avanzando y
dejar tu hogar atrás.
Pero
si deseas retomar la senda, debes desandar tus pasos.
Piensa
bien. ¿Adónde querías llegar?
¿Qué
montaña estabas subiendo? Tú lo tienes claro, o al menos alguna vez lo tuviste.
Recuerda ese momento de luz y reemprende el camino. Probablemente, debas
retornar al origen antes de seguir. No te pierdas de nuevo.
Puedes no encontrar
siquiera una amiga de ojos grandes.
22. El Guerrero disfruta del vino y las mujeres
Una vez retener y
otra vez soltar. Una vez contener y otra vez liberar. Ahora es el tiempo de
desbocarse, de derrochar los placeres, no de escatimarlos.
Bebe
el vino y emborráchate en compañía de tu hermano del camino. Siente el vértigo
de la noche que te llama a extraviarte en ella y sus mil oscuras caras. Recorre
las calles y vuelve a tu alcoba noche tras noche. Disfruta con la compañía de
tu bella y voluptuosa mujer. Vive cada orgasmo como si fuera el último,
disfruta tus encuentros con cada centímetro de piel. Embriágate del perfume que
emana de tu compañera y enróllate en su cabellera. Goza de tu desnudez y del
sol bañando tu sexo.
Prueba
cada manjar que se presente ante tu boca y saboréalo pues es único en el mundo.
Llega al límite en que la fuerza centrífuga tienda a lanzarte despedido de esta
realidad.
Pero durante tu
enajenación, sólo una cosa: una fina hebra roja que recorra tu columna de
principio a fin. Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede encerrada
en ese espacio. Eso significará para ti el puente entre la muerte y el control
del carruaje cuando hayas llegado al borde del precipicio. Una vez retener y
otra vez soltar. Una vez contener y otra vez liberar. Luego deberá venir el
tiempo de sentarse y reorganizar los ejércitos. Sólo así podrás seguir en la
senda.
23. El Guerrero es derrotado
Una vez arriba y otra
vez abajo. Una vez adelante y otra vez atrás. Es este un momento de derrota
para ti. Has perdido una batalla en el Camino del Conocimiento. Has perdido un
combate. Asúmelo, hazte cargo de tu derrota. Nadie más que tú es el responsable
de la misma. A nadie puedes culpar por ello. O te faltó sabiduría o te faltó
valentía. La cosa es que no hiciste lo que debías hacer en el momento justo.
Debes
aceptar con humildad tu equivocación. Si heriste, pide perdón. Sí destruiste,
construye. Si separaste, une. Lo importante es que no cometas de nuevo el mismo
error. Sólo así podrá el Sol brillar para ti. Ahora bien, además de hacer
cuanto esté a tu alcance por reparar lo dañado debes estar preparado para
enfrentar las consecuencias que de tu accionar devengan.
Reflexionar,
corregir, esperar. Luego actuar.
El cielo se refleja
en el mar y sólo entonces mira hacia la Luna.
24. El Guerrero mira al horizonte
Deja lo que estás
haciendo. Siéntate. Reposa. Endereza tu columna. Relaja tus ojos. Mira al
horizonte, sin enfocar nada en particular. Barre el infinito con la mirada
apacible. Eres parte del Universo, hijo del Cielo, de la Tierra y del tiempo.
Hermano del Sol y de la Luna. Tu vida tiene que ver con todo lo que ves. Eres
parte de ello. Tienes todo para ser feliz así es que no busques nada más allá
de ti.
Agradece
al Altísimo todo lo que has vivido, todo lo que eres. Conéctate con tu corazón,
siente tus latidos. Respira, escucha. Elévate y respira nuevamente.
Tu sonrisa iluminará
el camino...
25. El Guerrero se sienta
Es momento de dejar
de actuar. Sal de la vorágine de la vida y haz un espacio para meditar.
Mantente inmóvil, aquieta tu espíritu. Busca la soledad. Sólo así podrás ver
con claridad. Ha habido mucho movimiento hasta ahora. Los caballos están
desbocados, el remolino ha girado incesantemente. Yergue tu columna,
concéntrate en el bajo vientre, relaja tu cuerpo, observa tu respiración.
Expándete. Cierra los ojos y haz el silencio: Conéctate con la Tierra,
sintiendo el cordón umbilical que los une. Cobíjate en el vientre de tu Madre.
Reposa, descansa, medita. Luego ve y actúa si es preciso.
26. El Guerrero retorna la senda
Estás perdido. Has
decido regresar a tu camino original. ¿Qué hacer? Primero que nada, no debes
desesperar. No has desaparecido del espacio. Simplemente no estás donde
querrías, eso es todo. Mirado así es menos angustiante.
Oriéntate.
¿Por dónde sale el Sol? ¿Por dónde se esconde? Ya tienes algo claro, tu Norte
al menos. Mira al Cielo. ¿Dónde se haya el Arquero Celeste? ¿Dónde la Cruz del
Sur?
Reconstruye
mentalmente el camino andado. ¿En qué punto exacto dejaste tu camino original?
No estás solo. Hay hermanos contigo. Recurre a ellos por ayuda, que de seguro
responderán.
Si
es de noche, te aconsejo no moverte. No sabes qué encontrarás en el boque. Tal
vez hallarás Guardianes, pero es seguro que brujas saldrán a tu paso también.
Espera a que el Sol salga y camina de día. Raciona tus alimentos, el agua, tu
aliento y tus latidos. Puedes demorarte algún tiempo en regresar. Si es
invierno y está todo nevado debes ser más cuidadoso todavía. El paisaje es más
homogéneo, el camino más difícil de reconocer. Cuídate del frío, abriga
especialmente tus pies. Si has llegado demasiado lejos, tendrás que esperar los
deshielos primaverales para regresar. Mientras tanto, esfuérzate en dejar
señales que otros hermanos puedan reconocer. Si quieres ayuda, si quieres ser
visto debes hacerlo notar. Si estás verdaderamente perdido, encerrarte en nada
ayudará.
Pero
por sobre todo no te rindas no te dejes estar, no te sientes. Si lo haces, el
manto gélido de la muerte te hará suyo.
Si realmente quieres
regresar, busca un río. Tarde o temprano, llegarás a las arenas tibias del mar.
27. El Guerrero retorna al origen
Has llegado demasiado
lejos. Has perdido tus raíces. No recuerdas ni a tu padre, ni a tu madre ni a
tu tierra. Estos territorios son demasiados extraños para ti. Peligrosos tal
vez. Eres un forastero. Ya no eres el que eras, ni siquiera el que siempre
quisiste ser. ¿Qué caso tiene quedarse? Tampoco perseveres en esta dirección.
El viento frenará cada vez más tu marcha. No sigas avanzando. Si continúas
haciéndolo, quizás ya nunca puedas volver a casa. Extraviarás el camino para
siempre, y vagaras errante por los mundos.
Entonces vuelve a tu
origen, a tu raíz. Remonta los ríos recorridos y refúgiate en la matriz. Volverás
a sentirte protegido como un niño. Volverás a ser lo que eras antes de
extraviarte. Sentirás el calor del vientre de tu madre, la tibieza del fuego de
tu madriguera. Nadie podrá hacerte daño allí. Estás a salvo. Deberás reponerte
antes de iniciar un nuevo viaje. Estás muy débil ahora, aunque no puedas
notarlo. Ten paciencia, renueva tus energías. Te sentirás seguro, listo para
emprender el viaje nuevamente. Antes de hacerlo, besa a tu madre, a tu padre y
a tu tierra.
28. El Guerrero reafirma los lazos
Cortar cadenas y
reafirmar lazos. Eso es.
Liberarse
de lo inútil y echar raíces para crecer. Eso es.
En
tu vida, te has ido alejando poco a poco de lo importante. De lo que para ti es
importante. Y eso no es bueno. Que nunca estés tan ocupado como para que ello
ocurra. De ser así, vagarás errante por mundos desconocidos.
Visita
a tus bien amados padres. Están viejitos y necesitan de ti. Abrázalos, bésalos,
exprésales todo el amor que les tienes. Que no les quede ninguna duda de que
son los más importantes para ti. Puedes volver a tu lugar de nacimiento, a tu
casa de infancia. Buscar aquellos con los que jugaste. Pedirle a tu madre que
te prepare ese postre que comías con avidez cuando tenías siete años. O buscar
a tus antepasados Guerreros. Visitar su tumba, llevarles algo tuyo en ofrenda.
Releer sus escritos, encenderles una vara de incienso o sentarte a meditar
junto a ellos.
Desanda
tus pasos y vuelve a la raíz, Honra a tu bien amado Maestro. Busca también al
hermano. Abrázalo como años atrás, luego de una gran batalla.
Vuelve
a casa con tu cuerpo y tu espíritu. Espera a tu compañera, que pronto llegará
con los brazos siempre dispuestos a estrecharte. Tal vez tiernamente, mirarla a
los ojos, como cuando caminaban juntos por primera vez.
Desanda tus pasos y
vuelve a la raíz. Vuelve a ti mismo. Vuelve a tu vida. Es tiempo ya.
29. El Guerrero honra al Maestro
El Maestro ha estado
esperando largo tiempo por ti. Te has ido de su lado y lo has abandonado.
Discípulo insensato. ¿Has olvidado las nobles antiguas tradiciones? El Maestro
debe ser siempre respetado, honrado. Así es que desanda tus pasos y vuelve a tu
raíz. Tu Maestro ha hecho de ti un Guerrero poderoso. Te ha acogido como a un
hijo cuando te has ido de su lado. Ha curado tus heridas. Ha escuchado
pacientemente tus interminables preguntas y siempre ha tenido tiempo para ti.
Desanda tus pasos y vuelve a la raíz. Honra a tu bien amado Maestro.
30. El Guerrero abre el Camino
Está en tus manos la
decisión. Puedes dejar pasar o retener. Abrir el Camino o cerrarlo. Estás
dudoso, pues no sabes qué consecuencias traerá. Sin embargo, lo que ahora
corresponde es abrir el camino a tu discípulo. Ayúdalo a seguir, despéjale la
senda de obstáculos. Está en las estrellas que debe alcanzar la cima de esa
montaña. Pero no es ni lo suficientemente fuerte ni lo suficientemente sabio
como para reordenar los Ejércitos y tensar su arco. Así es que lucha al frente
de él protegiéndolo, hasta que la batalla esté ganada. Entonces, al amanecer,
cuando tu discípulo repose, retírate en silencio sin dejar rastro de ti.
31. El Guerrero protege
Alguien necesita
ayuda. Está ante un peligro y no sabe cómo enfrentarlo. Tal vez ni siquiera
sabe el riesgo que corre. Es tu deber tomar parte en el combate. No puedes
desentenderte. El no será capaz de hacerlo por sí mismo. Es muy joven, muy
débil para hacerlo. Así es que es tu deber ayudarlo. No recibirás nada a cambio
y arriesgarás mucho. Pero hazlo de todos modos. Y no te sientas demasiado bueno
por ello. Simplemente estás cumpliendo con tu deber. Actúa. Protege. En
silencio.
32. El Guerrero enseña
Alguien ha estado
esperando por ti. Un joven aprendiz ha elevado sus plegarías para que tu camino
y el de él se crucen. Cuando lo encuentres, detente. No cometas el error de
rehuir tu responsabilidad. Deberás renunciar a ti mismo en lo exterior y
dedicarle el tiempo a tu discípulo. Entrégate por entero a él. Ten paciencia
con sus errores. Enséñale en silencio, ayúdalo a aquietar su espíritu, a
empuñar su espada y cortar las cadenas. Te molestará con mil y una preguntas inútiles
e insensatas. Dudará de ti, y hasta es posible que te abandone. Pero debes
estar siempre allí, con los brazos abiertos para acogerlo como a tu propio hijo
criarlo, y comprenda y vuelva.
Tú
lo serás todo para él. Sus ojos te observarán ávidos de conocimiento. Estudiará
tu forma de caminar y la imitará. Copiará tu forma de coger el tenedor pues
pensará insensatamente que eso le conducirá a la iluminación. Pero no importa.
En algún momento comprenderá.
Cuando ese momento
llegue, habrán establecido una de las relaciones más hermosas de esta Tierra.
Serán Maestro y discípulo. Serán uno solo.
33. El Guerrero se entrega al Altísimo
Nada puedes hacer ya.
Comprende que eres sólo un hombre, Guerrero, pero hombre al fin. Has hecho todo
lo posible. Has sufrido lo necesario, y más aún. Te has esforzado lo necesario.
Y más aún. Pero ya no depende de ti. Ni retroceder, ni avanzar. Ni actuar ni
dejar de hacerlo. Suspenderse en el aire. Dejarlo todo en manos del Altísimo.
Entrégate al destino.
Confía en que todo será para mejor, aunque no seas capaz de entenderlo ahora.
Siéntate. Respira. Entrégate.
34. El Guerrero borra su rastro
A lo lejos, el Sol se
eleva. Es la última vez para mí. Los lobos emprenden el viaje.
Imagina
que hoy es tu último día. ¿Estás preparado a morir? ¿Qué cosas quedarían
pendientes, sin resolver con tu muerte? ¿Qué cosas lamentarías no haber hecho?
Hoy
es el día de borrar tu rastro. Atar los cabos sueltos, cerrar los círculos,
barrer tus huellas. Di lo que tienes que decir, haz lo que tengas que hacer.
Que sólo quede de ti la Luz de Buda en tus raíces y en tus hojas.
¿No ha sido hermoso
acaso?
35. El Guerrero muere
La Vida de un
Guerrero es ardua. Tienes mil años, y ya es tiempo de descansar. Deja las
armas, siéntate junto a tu hermano del Camino. Uno al lado del otro, contemplad
el Sol ponerse en el silencioso desierto.
De seguro extrañarás
el mundo, tus amores, tus batallas. Más no te aflijas. Regresarás.
36. El Guerrero nace
La nieve se ha
derretido. El bosque respira nuevamente. El Sol se refleja en el estanque...
Una vez más.
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